Todos compartiremos la idea de que tener una piscina en casa para darte un chapuzón cuando aprietan los días de calor es a día de hoy un verdadero lujo. Pero no todo es de color de rosa. También necesita mucho esfuerzo y mantenimiento para poder disfrutar de ella. Uno de estos métodos de cuidado es el de la cloración salina.
Si bien es cierto que en la actualidad existen muchas dudas sobre ella, por lo que pasamos a enumerar los mitos y verdades sobre ella:
Es limpieza más natural.
Esto es verdadero. Todos queremos que nuestras piscinas se mantengan totalmente libres de bacterias, hongos y microorganismo, y para ello es necesario el cloro. La cloración salina aprovecha el cloro natural que está presente en la sal común, es decir, cloruro sódico, sin necesidad de añadir más productos químicos, por lo que la limpieza es, forzosamente, más natural. Si bien es cierto, para ello se utiliza el clorador salino, un aparato por el que pasa el agua de la piscina que produce un cloro ecológico y natural.
Es apto para cualquier tipo de piscinas.
Es verdadero. Esta cloración es adecuada tanto para piscinas de gresite, de poliéster o de liner. Además, no necesitas tareas de preparación previa (Solamente añadir el aparato comentado en el punto anterior.
Consigues ahorrar en productos químicos.
Este, evidentemente también es verdadero, ya que como hemos comentado con anterioridad, no necesitamos añadir productos químicos al proceso de limpieza de la piscina si instalamos un aparato como el que comentamos en el 1 punto.
Te bañas en agua salada
En este caso, es falso, ya que la cloración salina, aunque limpie el agua mediante la incorporación de sal, en realidad es una concentración muy baja por lo que es prácticamente inapreciable.
Deteriora la vegetación y las instalaciones
Totalmente falso. La concentración de sal es tan baja, que no se ven afectados ni las plantas ni el césped. Por descontado tampoco los materiales de la piscina.