En el blog de hoy vamos a hablar sobre los sistemas de riego, más concretamente de su eficiencia. Para comenzar, uno de los principios básicos, es diferenciar en el jardín las diferentes zonas de riego (elevado, moderado y de bajo consumo), distribuyendo así las especies para poder suministrar el aguan independientemente por zonas. Así cada especie podrá recibir el agua que necesita, por lo que además de optimizar el riego y el tiempo, también ahorrarás agua.
Para esto, hay muchos tipos de programadores que se adaptan a los distintos sistemas de riego. Eso sí, todos tienen en común una cosa: Contribuyen al ahorro de agua.
Estos dispositivos te permiten seleccionar la duración y la frecuencia del riego de manera sencilla y cambiarla dependiendo de la estación.
¿Cuáles son las ventajas?
- Ahorraremos tiempo y esfuerzo ya que el programador regalará tu jardín por ti.
- Las plantas, en cierta medida se cuidarán sola, aunque estés de vacaciones, por lo que puedes disfrutar sin preocuparte.
- Ahorras agua, ya que solo consume la cantidad que las plantas necesitan.
Pero ¿Cómo funciona un sistema de riego automático?
- El programador: Lo conectamos al grifo y desde el determinamos los días que regaremos, a qué hora y cuanto durará el riego.
- El filtro: Puede colocarse entre el grifo y la tubería principal. Así evitaremos obstrucciones.
- Electroválvulas: Se sitúan al inicio de cada fase de riego y abren el paso del agua a las tuberías.
- Las tuberías: Distribuyen el agua que proporciona el sistema de riego por las diferentes zonas del jardín.
- Aspersores o goteros: En el sistema de riego con aspersor, estos se acoplan a la tubería cada tres metros aproximadamente, para así poder regar. En el sistema de riego por goteo, se acoplan goteros donde se necesite exactamente, es decir donde esté el árbol o planta que queramos regar.
Así pues, dependiendo de si lo que quieres es regar una gran superficie o solo plantas o árboles concretos podrá merecerte más la pena un tipo de riego u otro.